El estudio Terminal Reality, con todos los respetos, no puede ser considerado como uno de los más aclamados del mundo precisamente. Y es que sus creaciones nunca han destacado por atesorar un nivel de calidad demasiado elevado, con alguna que otra excepción. Y por eso mismo cuando nos enteramos de que Activision había encargado el desarrollo de un shooter en primera persona ambientado en el fenómeno mundial que es hoy en día The Walking Dead, muchos usuarios no vieron con buenos ojos dicho movimiento. Y el tiempo se ha encargado de darles la razón…
Escapando de la muerte
Huir desesperadamente y llegar a Atlanta cuanto antes. Esa es nuestra meta principal a desempeñar en este juego, para lo cual es necesario tanto ir obteniendo el acceso a uno o varios vehículos diferentes como, lo más importante, conseguir litros y litros de gasolina. Y es que este recurso es vital para poder desplazarnos de una zona de juego a otra (automáticamente), áreas que hacen las veces de fases.
Y para cumplir tal misión debemos asumir el papel de Daryl Dixon, personaje que durante su trayecto debe rescatar de paso a su hermano Merle. Tanto uno como otro personaje han sido interpretados por los actores Norman Reedus y Michael Booker, los mismos que han dado vida a dichos tipos en la serie de televisión. Sin embargo en términos argumentales y a pesar de la presencia estelar de dichos actores no esperéis nada del otro mundo, dado que esta precuela argumental de la serie de televisión apenas aporta nada a la trama conjunta. Y es una pena, porque la licencia tiene el suficiente tirón y "sustancia" como para poder haber dado mucho de sí en este producción.
Jugabilidad limitada
Sin embargo este hecho no es el peor defecto que presenta el título, dado que la jugabilidad se encuentra a niveles inferiores.
The Walking Dead: Survival Instinct trata de beber de las mismas fuentes jugables que clásicos como Left 4 Deado Dead Island, pero desgraciadamente a la hora de la verdad sus intentos se quedan simplemente en eso: intentos muy banales.
Como ya os hemos apuntado, en cada nivel debemos buscar desesperadamente gasolina para poder surtir a nuestro vehículo de combustible y poder así escapar de la zona en cuestión. Y como consecuencia de esto nos toca explorar los decorados en busca de dicho recurso y, de paso, de víveres de todo tipo, munición, armas y algún que otro superviviente, los cuales podemos ir reclutando para asignarles ciertas tareas secundarias. Pero claro, el problema en todo esto es que todas las áreas están infestadas de muertos vivientes, por lo que no es fácil maniobrar y deambular por los decorados. Hasta aquí todo perfecto. Sí, de acuerdo, no se trata de nada especialmente original ni sorprendente, pero de haberse ejecutado con éxito podríamos estar hablando de un título más que recomendable.
El principal inconveniente es que, a la hora de la verdad, la aventura se muestra demasiado monótona, vacía y no especialmente inspirada. La razón principal es que tanto el sistema de combate como todo lo relacionado con el sigilo no han sido implementados como deberían. De esta forma las batallas contra los adversarios se muestran toscas, ya sea empleando armas de fuego (rifles, pistolas…) como armas blancas o improvisadas (hachas, machetes, martillos, etc.), siendo muy redundantes y para nada excitantes, sumiéndose en la mediocridad a las primeras de cambio.
Y el problema de esto es que si preferimos optar por actuar en sigilo los resultados tampoco son demasiado satisfactorios. La irregular (por no decir otra cosa) inteligencia artificial de los zombis provoca que éstos nos detecten en muchas ocasiones sin razón aparente o que, igualmente, una vez que lo hagan se les olvide perseguirnos al poco que aceleremos el paso durante unos segundos. Podríamos citar varios ejemplos más de esta IA tan "curiosa", pero pensamos que no es necesario. Y a este defecto tan grave se une la ausencia de otros factores clave como la implementación de un buen sistema de coberturas.
Estos fallos tan relevantes que os acabamos de explicar podrían haberse subsanado en parte si la aventura atesorara algún otro ingrediente interesante y complementario como toques de rol, una mayor profundidad, la posibilidad de ir mejorando la capacidad de los personajes, la introducción de historias y misiones paralelas de cierta enjundia… Pero no hay más oro del que reluce en Survival Instinct del que se deja ver así de primeras, y éste es inexistente. Estamos ante un título en el que es posible cruzar a toda pastilla los decorados en busca de gasolina, regresar a nuestro coche de marras y pasar a la siguiente fase para realizar una vez más eso mismo. Y en unos escenarios sospechosamente parecidos en ciertas ocasiones. Reiteramos en que es cierto que se han introducido otros elementos como son la exploración o la interacción con otros personajes secundarios, pero ni su trascendencia es demasiado importante en el devenir de la historia ni aportan mucho al resultado final.
El resultado es un título plano, redundante y limitado, que no ofrece demasiados alicientes al usuario más allá de la licencia en la que se basa. Y es una lástima, dado que de haberse trabajado más en dicha aventura los resultados podrían haber sido bastante diferentes, mucho más halagüeños. Además tampoco es que sea una aventura demasiado larga (unas 5-6 horas de juego como mucho), defecto que además se hace más notorio teniendo en cuenta que el título no presenta ningún tipo de modalidad multijugador.
En materia gráfica estamos ante un juego de aspiraciones más bien modestas. El motor gráfico que ha sido empleado para confeccionar la aventura se muestra más bien desfasado, estando casi más cerca de la pasada generación de consolas y PC que de la actual… pero con resolución en HD. De esta forma la recreación de los decorados deja mucho que desear, las texturas que los recubren son meramente funcionales y se aprecian muchos desperfectos a poco que nos fijemos en ellas, la apariencia de los personajes no pasa de correcta y en muchos casos podemos apreciar su origen poligonal, los sombreados de los fondos son de una calidad bastante baja… Desde luego no es un título que resulte precisamente atractivo de ver.
El sonido se sitúa en un nivel algo superior, aunque eso no es mucho decir dada la baja calidad denotada en la parcela anterior. De esta forma la banda sonora de marcado talante ambiental ameniza las partidas y se adapta a la acción de manera correcta, mientras que los efectos de sonido, sin ser demasiado variados ni llamativos, cumplen su función. Las voces de los diálogos, en cambio, sí que han sido reproducidas con acierto, charlas que se hallan debidamente subtituladas a nuestro idioma.
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